Cualquier proyecto de futuro debe partir, necesariamente, de un análisis de la situación actual, (que podemos definir de atonía total), y ofrecer un panorama social, político, financiero y cultural.
El social es el principal por ser básico y es el que determina los otros. La sociedad valenciana nos presenta un conjunto mayoritario formado por las clases populares, buena parte de las clases medias, ciertos sectores de las más ilustradas y parte de la que podemos considerar, empleando un viejo término, burguesía valenciana.
Los primeros y los segundos tienen un sentimiento de valencianidad total y absoluto, más por sentimiento que por razonamientos teóricos, ejercen el valencianismo cuando las circunstancias son adecuadas y el ambiente es favorable y estimulante.
Los terceros, en general, se comprometen poco, dadas las circunstancias prefieren mantenerse en la sombra, salvo un relevante sector muy comprometido y dando fe constantemente..
En cuanto a la burguesía, es decir las clases más pudientes y adineradas, mantienen una valencianidad tradicional y participativa pero se presenta muy poco interesada en acciones continuadas y contundentes para protegerla, extenderla y afirmarla.
El otro conjunto social, minoritario sin duda, se nutre de clases populares de escaso número pero combativas, con apego a ciertos elementos tradicionales. Un nutrido conjunto de alta formación intelectual y universitaria y otro reducido de gente adinerada totalmente implicado en su causa. La causa general y común a todos ellos es el rechazo total a la valencianidad en sí, salvo a ciertas y contadas manifestaciones, los intentos de sustituir la valencianidad por la catalanidad en todos los ámbitos, asumida por ellos y la integración como parte de otro pueblo y otra cultura, pretendiendo arrastrar con ellos al mayoritario conjunto social de absoluta valencianidad.
La situación política es fiel reflejo de la social. En principio tenemos una izquierda variopinta pero cohesionada frente al resto, que en general rechaza la valencianidad y combate por la catalanidad. Su primacía política es consecuencia de la división en el seno de la verdadera sociedad civil valenciana, buena parte de la cual tras tantos años de adoctrinamiento escolar y universitario no comparten la necesidad de una acción continuada en el asunto lingüístico puesto que no lo considera esencial y tienen dudas sobre la naturaleza y esencia de la Lengua Valenciana. Hoy, la mayor parte de ellos son miembros del Partido Popular y de Ciudadanos. El resto, en elevado número ejercen la valencianidad con convencimiento y decisión y están dispuestos a la acción valencianista comprometida, en su mayor número son los votantes de la prácticamente desaparecida Unión Valenciana que no militan actualmente en ningún partido y cuya abstención en las últimas elecciones, por su rechazo al PP y su desencanto en general, permitió el auge de la izquierda radical antivalenciana y pancatalanista. Su ansiedad por encontrar un medio para controlar y enderezar la situación ha ocasionado que surjan numerosos partidos de escasa consistencia y proyección y el que , de inmediato, hayan entrado en guerras internas y externas ha oscurecido el futuro.
En el aspecto financiero la hecatombe ha sido total, buena parte de las finanzas han quedado en manos de la banca catalana que ha engullido el Banco de Valencia y a la Cam.. Cajamar ha absorbido a las Cajas Rurales salvo a la de Onteniente. Bankia, nacionalizada, no tardará en privatizarse aunque es previsible que los financieros valencianos pasen de ella.
En el aspecto cultural la situación es crítica. Si el Partido Popular nunca lo tomó en serio y procedió con altibajos y ambigüedades dada la extracción social de sus dirigentes, la izquierda radical con todo el poder en sus manos y con decidida voluntad de aplicar sus principios, se ha lanzado con violencia a la consecución de sus propósitos e ideario político, basado fundamentalmente en la eliminación de la Lengua Valenciana y su sustitución por la catalana; eliminación de las Señas de Identidad y el control de todas las manifestaciones culturales que les impidan la consecución de sus objetivos. Intensificando la acción en los centros de enseñanza, especialmente en los escolares a través de lo que llaman Escola Valenciana. La enseñanza superior también la tienen controlada. Las publicaciones escolares y algunos medios de comunicación, así como importantes editoriales están a su servicio. La situación es alarmante y trágica para la valencianidad y para el valencianismo. En materia lingüística su control de la Academia Valenciana de la Lengua, organismo público que detenta la máxima autoridad administrativa en cuanto a la Normativización, es una baza que utilizan a su antojo dado que la controlan íntegramente. El acercamiento y colaboración que pretendían ciertos miembros de la Real Academia de Cultura Valenciana todavía ha sembrado más el caos, con gran indignación de la sociedad civil valenciana. La actitud del resto de académicos, oponiéndose terminantemente a este integrismo vergonzante, ha tranquilizado en parte.