Naranjas y naranjales: en caída libre
Jose Aparicio Perez
“Estos que ves agora, ¡ Ay políticos de cualquier signo!, campos de soledad, mustio collado fueron en otras épocas naranjales famosos , de ubérrimas cosechas, produciendo salud, enriqueciendo a sus gentes, dando trabajo a muchísimos, alimentos y comida a todos” ( parodia seria de la “Oda a las ruinas de Itálica” de Rodrigo Caro.s.XVI)
Ahora, dedicados muchos de los políticos de izquierda, en cuerpo, alma y mucha hiel, a intentar conquistar el poder con el casi exclusivo fin de, imponiendo la vieja, anquilosada, torpe y absurda dictadura del proletariado, modelo el asesino Stalin, el torpe Chaves o el ridículo Maduro entre otros, con el casi exclusivo fin de volver a los aciagos años treinta y, aquí, en Valencia, a mancillar nuestra Señera, acallar nuestro himno, prohibir o dificultar las Fallas, vendernos a la oligarquía catalana integrándonos en los inventados y fantasmagóricos países catalanes, tras la imposición de un repugnante nombre ex-novo, eliminando la secular Lengua Valenciana e imponiendo subrepticiamente la de otro pueblo, otra cultura y otra etnia, se han olvidado de que lo fundamental y esencial es la producción de los alimentos básicos que aseguren la subsistencia a través de la Agricultura, Pesca y Ganadería.
Los conservadores, en parte auténticos niños pijos, especialmente los que se dedican a vivir de la política, vida fácil por cierto, coche con conductor, tarjeta visa, cuando no black como también algunos de izquierda, atildadas secretarias, restaurantes de lujo, como también de izquierda, pelo engominado, jersey de marca terciado a la espalda, se han preocupado más por la formula 1, competiciones de vela, latina o no, las construcciones sin cuento, el padel o golf. Repudiando la sucia, calurosa/fría y sudorosa agricultura, la arriesgada pesca o la “olorosa” ganadería. Pues bien, que no se extrañen unos y otros, tan preocupados ellos por lo que llaman o consideran democracia que, en reciente reunión internacional de ingenieros agrícolas y productores de alimentos, el lema central ha sido: “SIN ALIMENTOS NO HAY DEMOCRACIA”.
Por otra parte, muchas de las cooperativas consideran que con ganar lo suficiente para pagar sus numerosas nóminas en primer lugar, pagar gastos e instalaciones y asegurarse su beneficio industrial, ya han cumplido su misión y lo que sobre, si sobra algo, ya se repartirá entre los productores que, por otra parte, nunca participan en las negociaciones previas al inicio de la campaña, únicamente suelen intervenir sindicatos, comerciantes y administración. En caso extremos, aunque no infrecuentes, comerciantes que no pagan la fruta recolectada y no hay manera de cobrarles, bien porque han desaparecido y nadie colabora en su localización o, simplemente porque dan cheques sin fondos o pagarés que no atienden. Pruebe Vd. a no pagar 10 € a una operadora de telefonía móvil, a veces por deuda inventada, y comprobará el calvario que le espera .
Cuando se visita Francia en otoño, necesariamente se bebe vino desde que se pisa el territorio galo porque el “beaujolais nouveau est arrivé” te lo martillean inmisericordemente, metiéndotelo hasta en la sopa. Siendo un vino malísimo, antes de Navidad está consumido a pesar de su elevada producción. ¿Han visto u oído los lectores alguna campaña similar de promoción de la naranja y su zumo en España o han visto alguna mención a ello en algún programa electoral aquí en Valencia o fuera de ella en la reciente y lamentable campaña electoral última? El único que tuvo el acierto y el valor fue el llorado y recordado Lizondo cuando se presentó en el Senado con su naranja, reclamando la justa y necesaria atención a su cultivo y progresivamente degradado comercio, recordando que había sido la “gallina de los huevos de oro” para España durante décadas.. La naranja, entera o en zumo es fuente de salud, por sus vitaminas, sales minerales, fibra y aminoácidos. Sustento de numerosas familias de “cullidors” desde septiembre hasta junio, de conductores, de empresas fabricantes de palets, cajas y envases de cartón, madera o plástico, imprentas, gestorías , industria química, etc.
Los naranjales son inmensas fábricas químicas purificando el aire que respiramos con 70 millones de árboles desde el Cenia al Segura antes de su destrucción, enriqueciendo el paisaje, perfumando el ambiente, produciendo leña para el hogar, cobijando y alimentando a la fauna. Da risa y pena la administración cuando anuncia a bombo y platillo reforestación con la plantación de unos miles de conífera a elevadísimo precio, siendo incapaz de mantener los naranjales arruinados.
Durante años fue la única fuente de divisas para el Estado. Ahora, abandonados los naranjales a su suerte, solo enrique a unos pocos que, en un caso que conocemos, se lamentaba de que en una campaña había dejado de ganar unos mil millones de pesetas aunque, no obstante, las ganancias restantes lo doblaban. Otros se jactan de que no se preocupan por el arranque y disminución de la producción, ya que la tienen asegurada en países próximos y a costes inferiores por la mano de obra barata allí.
Otros se resignan recordando que el proceso tiene un fin, como lo tuvo la caña de azúcar en el siglo XV, la seda en el XVIII, etc. sin intentar buscar una adaptación a los nuevos tiempos como está ocurriendo en otros sectores económicos. El caso es que , quizás, todavía haya tiempo, aunque corto, para buscar soluciones y por intentarlo que no quede.
¿Se hará?. Ya vorem.