Dr. José Aparicio Pérez
Académico de la Real Academia de Cultura Valenciana
Académico correspondiente de la Nacional de Historia
Director de los Cursos de Historia organizados anualmente en Gandía.
Este año el XXXVIII del 11 al 15 de septiembre en Foment
La investigación arqueológica, de la comarca que hoy presiden Gandía y Oliva como poblaciones de mayor entidad, conocida durante muchísimos años como Huerta de Gandía y anteriormente como Vall de Bayrén, comenzó a finales del siglo pasado con carácter personal y en 1929 institucionalmente al iniciarse las excavaciones en la Cova del Parpalló desde el S.I.P. de la Diputación Provincial de Valencia. Esto dio ocasión a la exploración de la comarca; después de la mano de los colaboradores del S.I.P. Srs. Gurrea Crespo, Sancho Santamaría y Climent Mañó.
La intensa actividad exploradora permitió descubrir numerosísimos yacimientos, centrados especialmente en el Paleolítico, Mesolítico y Neolítico, que a partir de 1975 pudimos excavar y estudiar desde el S.I.P. y desde el Departamento de Historia Antigua de la Universidad de Valencia a través de un estructurado plan de investigación paleoecológica y antropológica.
Fruto de la dedicación fue conocer la intensidad del poblamiento comarcal desde los viejos tiempos paleolíticos, favorecido por un medio óptimo que permitió también un favorable poblamiento vegetal y animal, con lo que la cadena trófica se cerraba interactivamente.
Sin embargo, Gandía ciudad quedaba siempre en la penumbra, cuando no en la oscuridad. A lo sumo se le postulaban orígenes medievales, resultado del traslado de la población desde la vecina Bayrén como consecuencia del abandono de ésta.
En la crónica de la conquista aparece Bayrén con especial significación, entre otras razones por su importancia estratégica ya que era la llave de la comarca, de tal manera que al rendir ésta Abencedrel, su alcaide, se rinden a Jaime I todos los castillos del interior.
A partir de ese momento Bayrén va sufriendo un abandono progresivo, trasladándose la población a otros lugares, hasta quedar aquella desierta o poco menos.
Coincide esto con la importancia creciente de Gandía, a la que, como consecuencia, se le supone origen inmediato, a raíz del traslado de la población de Bayrén a este lugar, donde a lo sumo habría una alquería. Y este es el origen postulado para una de las ciudades más importantes y populosas del Reyno.
Sin embargo, el hecho de que en 1248 ya Jaime I reparta cincuenta casas a otros tantos repobladores cristianos, indica que la población era bastante más que una alquería, incluso que era una población de cierta importancia, lo que corrobora el hecho de que comience su amurallamiento con su hijo Jaime II, en 1305.
Todo lo expuesto nos obliga a presumir un origen más antiguo que el supuesto y una importancia mayor que la prevista.
Todo lo dicho hasta el momento sobre el origen de Gandía por historiadores y estudiosos ocupados del tema, han sido simples suposiciones formuladas al azar y con mejor voluntad que datos, los cuales eran, por otra parte, inexistentes por cuanto no se habían agotado todas las posibilidades que ofrece la investigación.
En efecto, siendo la documentación escrita parca sobre la materia que nos ocupa, sólo la excavación arqueológica podía arrojar luz al respecto. Pero la excavación arqueológica sistemática en el área urbana es reciente, a partir de la dotación suficiente para la creación de un servicio arqueológico local, creado con los fondos aportados, entre otros, por los Srs. Sancho Santamaria y Gurrea Crespo, y dirigido desinteresadamente por este último durante varios años.
Las excavaciones obligatorias y constantes en el subsuelo del casco urbano, realizadas durante los últimos años ordenada y sistemáticamente, han resultado sorprendentes, abriendo perspectivas ciertamente insospechadas.
Así, en el subsuelo de un solar situado entre las calles Mayor y Beneficencia apareció un silo relleno con material heterogéneo, la mayor parte del s. XV, pero también un lote de cerámicas hechas a mano claramente prehistóricas, una punta de sílex, dos conchas y un fragmento de molino también a mano. Cerámicas, sílex, molino y conchas nos hablan de un asentamiento correspondiente al Eneolítico o a la Edad del Bronce Valenciano (3.000/1.000 a. de C.).
Más tarde en el subsuelo del Hospital de San Marcos aparecieron restos ibéricos, considerados, con dudas, como correspondientes a una necrópolis ibérica. De confirmarse la consideración de necrópolis necesariamente hay que suponer un hábitat inmediato, probablemente en el mismo centro histórico de la población, en caso contrario corresponderían al propio poblamiento ibérico, en la llanura aluvial y junto al cauce del río.
Por ello, habría que ir pensando en un origen prehistórico e ibérico como hipótesis, cuya continuidad hasta tiempos medievales, es decir durante toda la antigüedad, quedaría establecida a través de los restos romanos localizados, especialmente en sus inmediaciones.
La antigüedad y la importancia de los restos islámicos quedaría, a su vez, atestiguada por los abundantes hallazgos de los últimos tiempos, constituyendo una sorpresa los del subsuelo de las actuales Escuelas Pías, antigua Universidad de Gandía fundada por el Santo Duque San Francisco de Borja el año 1547 sobre las ruinas de antiguas y nobles estructuras.
Si la escasez de las fuentes escritas sólo permitieron postular un origen musulmán reciente, con acrecentada importancia por el abandono de Bayrén. Las recientes investigaciones atisban un remoto origen que podemos situar en época ibérica y antes del nacimiento de Cristo, 2.000 años por dar una fecha provisionalmente por lo menos hasta que nuevos datos nos permitan mayor exactitud.