José Aparicio Pérez
Académico de la Real Academia de Cultura Valenciana
Las lenguas nacieron en la Prehistoria, evolucionaron como todo lo demás y permanecen y permanecerán eternamente.
Dicho esto y, ante la sorpresa que puede provocar, sino indignación, conviene que demos una explicación, no necesaria, supongo, para lingüistas experimentados.
A partir de que, anatómicamente, neandertales e, incluso, Heidelbergensis al parecer, dispongan del hueso hioides en la garganta-laringe, pueden emitir ya sonidos que no gruñidos, incluso algún antropólogo reconociendo a unos pre-sapiens (Homo Sapiens Arcaico) no anatómicamente modernos y con antigüedad de 600.000 años les reconoce la posibilidad de articular sonidos, es lícito suponer que comience el lenguaje, proceso largo y laborioso hasta alcanzar las lenguas conocidas en la Antigüedad porque se pueden representar gráficamente, a través de los signarios antiguos que han podido dejar huella, como el Jeroglífico Antiguo egipcio, de más de tres mil años de antigüedad, o la escritura cuneiforme mesopotámica, aproximadamente de la misma fecha.
Este supuesto posible lenguaje primitivo en formación se debió aplicar variadamente pero es en la toponimia y en menor medida en la antroponimia donde se ha podido ir rastreando y los lingüistas se han permitido señalar la existencia de un pre-protoindoeuropeo con raíces paleolíticas, necesariamente anterior al 10.000 a. de Cristo y que nos podría acercar a finales del Musteriense- Neandertales con continuidad Sapiens-Sapiens Cromañones ya en el Paleolítico Superior, de donde al Protoindoeuropeo e Indoeuropeo desde el Mesolítico hasta el Bronce final y Primera Edad del Hierro entrado el primer milenio a. de C., ya con el céltico, el latín y otras lenguas .Siempre teniendo como referencia geográfica el área territorial que se extiende desde la fachada atlántica europea hasta los Urales y buena parte de Asia Occidental.
Nuestra Lengua Ibérica, no indoeuropea, trasciende la Protohistoria y hunde sus raíces en la Prehistoria, recordando como el Arte Rupestre Levantino y, su continuidad el Esquemático, se ha llegado a considerar como una más que probable pictografía en el sentido de una forma de lenguaje gráfico de paso a un posible signario. Al respecto es oportuno recordar que, recientemente, se ha señalado por especialistas andaluces la posibilidad de que el precedente del signario de la escritura tartésica lo fuera el Arte Rupestre Esquemático andaluz.
Es, por tanto, admisible y buena parte de la Comunidad Científica lo acepta, aún con controversias, que las formas lingüísticas prehistóricas han dejado su huella indeleble por doquier, especialmente en la casi inmutable orografía e hidronimia, como fehaciente testimonio de las mismas y, de ahí, nuestra afirmación de eternidad.
Pero desde aquellas antiguas lenguas de gran extensión que abarcaban toda Europa y parte de Asia, fueron surgiendo otras nuevas lenguas como el Latín en el Lacio que, por efecto de la expansión militar, política y del sincretismo en todos los aspectos que practicó el imperialismo romano, permitió la extensión del latín por todos sus dominios como lengua dominante, aunque las autóctonas se mantuvieran en aspectos como la toponimia y la antroponimia y otros, para renacer en cuanto acabó su dominio político militar, dando lugar al nacimiento de las distintas lenguas románicas diferenciadas entre si por el distinto substrato mantenido de cada una de ellas. Como paradigma el de la Lengua Valenciana por su substrato ibérico y la castellana por el suyo céltico.
En el presente, por lo que respecta a nuestro Reino de Valencia, nombre que prefiere el Pueblo Valenciano aunque deba aceptar lo de Comunidad por imperativo legal, la situación presente es que nos encontramos con cuatro lenguas en nuestro ámbito territorial: La Española o Castellana, aceptada socialmente desde el siglo XVI sin duda, la más hablada también. La Lengua Valenciana, hablada corriente y preferentemente en los pueblos de su ámbito tradicional y en parte de las ciudades y capitales. La Lengua Catalana, que se ha adoptado por presiones políticas y universitarias impulsadas y apoyadas interesadamente desde la Generalidad Catalana con el fin de crear “ex novo” unos países catalanes de base lingüística pero con finalidad política y separatista. Y la lengua del interior valenciano, para la que se propone en medios lingüísticos el nombre de “churro” o “serrano”, la zona de habla no valenciana cuya lengua se intenta derivar del castellano o aragonés, aunque lo más razonable parece ser la propuesta de evolución separada desde el latín a partir de su substrato ibérico o celtibérico, lo que es necesario estudiar en profundidad.
En cuanto a política lingüística el panorama actual nos ofrece un gobierno de izquierdas, el llamado Tripartito del Botánic que, desde su Consellería de Cultura intenta eliminar la lengua española en la enseñanza y también la Lengua Valenciana sustituyéndola por la catalana. Toda su política lingüística va en esta dirección. La enconada lucha que mantiene contra la sociedad civil valenciana se centra en la proporción dedicada al Castellano, al Valenciano en realidad catalán y al Inglés. Existe una propuesta de que el tiempo a dedicar a cada una de ellas sea equitativo y, además, dar a los padres la posibilidad de elección, lo que sería lo más razonable y democrático, a lo que se opone la total catalanización del Tripartito.
Hemos visto el pasado y el presente, veamos el futuro.
Necesariamente el futuro nos vendrá decidido por la dinámica tecnológica, la social y la económica. La globalización inicial, en aquellos primitivos tiempos que hemos recordado, se transformó en dispersión y atomización pero hoy, de nuevo, se tiende a la globalización, ahora a galope tendido, imparablemente.. Se está creando una nueva lengua, para las nuevas tecnologías, especialmente las de la comunicación universal que combinará lengua e iconos, volviendo a lo primitivo en parte. Y de más de tres mil lenguas que todavía subsisten en el mundo quedarán cuatro a nivel global y de uso común : español, inglés, chino y árabe.
¿Qué pasará con el resto?. El resto debe ser conservado y nosotros, los valencianos, debemos hacerlo especialmente con la Lengua Valenciana. Primero evitando su absorción y consecuente eliminación por el catalán. Segundo, como bien patrimonial que es, mantenerla como primera lengua de prestigio interno por lo tanto. El ejemplo a tener en cuenta es ver como adoptamos la arquitectura moderna universal pero conservamos y usamos la arquitectura noble de siglos pasados como bien patrimonial absoluto a cuidar, conservar y proteger. Modelo extensible al mobiliario, objetos suntuarios, estructuras internas de los hábitats, etc.
Lengua Universal sí, por supuesto, inevitable por necesaria.
Lengua propia tradicional si, por supuesto, como bien patrimonial enriquecedor, para nosotros la Lengua Valenciana y, en todo caso, la “churra” o “serrana” si es posible.
¿Se meditará lo expuesto?. Ya vorem.