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LA ORDEN DEL SANTO SEPULCRO. LOS CABALLEROS PEREGRINOS. (II)

Juan Benito Rodríguez Manzanares, Patrono

Académico de la Academia Internacional de Ciencias, Tecnología, Educación y Humanidades
Académico de la Academia de Luminescência Brasileira

La Orden del santo Sepulcro, creada en 1098, desde 1144 dependió de la Santa Sede, y se rigió por sus propios Estatutos o Assises, de los cuáles, aún se conserva la copia que el rey francés Luis VII mandó realizar en 1149, para que sirviera de norma de la Cofradía de la Orden del Santo Sepulcro que, a imagen y semejanza de esta Orden original, constituyó en Francia.

En esos Estatutos se establecía que Godofredo de Bouillon se reservaba el Maestrazgo de la Orden, el cual, a su muerte, pasaría a los Reyes Latinos de Jerusalén.

Según las Crónicas, hay constancia de que la Orden del Santo Sepulcro, custodiaba permanente el Santo Sepulcro con unos Caballeros que hacían guardia ante él para que a este nunca le ocurriera nada.

Pero en 1187 Saladino derrotó al ejército cristiano en Hattin y días después tomó Jerusalén, y tras la toma de esta ciudad por los musulmanes, la Orden tuvo que abandonar la guardia que hacía al Santo Sepulcro, y su asentamiento en la Ciudad Santa, haciendo de la Orden, unos Caballeros Peregrinos, sin un lugar fijo donde replegarse, pues a diferencia de los templarios y los hospitalarios, los Sepulcristas tenían todas sus residencias en Tierra Santa. Este motivo fue el que llevó a la Orden a interrumpir durante cincuenta y un años, los cruzamientos de los Caballeros Sepulcristas.

La pérdida de la ciudad a manos de Saladino y la destrucción del reino cristiano privaron a la Orden de su carácter guerrero y, al igual que otras Órdenes, tuvo que luchar por su supervivencia, debiéndose adaptar a las nuevas circunstancias políticas del momento.

En 1229 un grupo de franciscanos obtiene permiso del poder musulmán, del Califa, para entrar en Jerusalén y realizar culto cristiano ante el Santo Sepulcro. Gracias a ello en 1238 se reanudaron las peregrinaciones a Tierra Santa por pequeños grupos de cristianos. Asimismo, también gracias a esa tregua entre cristianos y musulmanes, se reanudaron los cruzamientos, que serían realizados por el Custodio Franciscano que, investiría a los peregrinos nobles que llegaban ante el Santo Sepulcro, como nuevos Caballeros Sepulcristas.

Esta, que podríamos denominar, la segunda época de cruzamientos, no fue tan solemne como lo fueron las que se realizaron en un principio. Más bien eran unas ceremonias de cruzamiento sin pompa ni boato, y realizadas en intimidad y silencio, para no llamar demasiado la atención, pues, a pesar de esa paz cultural y religiosa que se vivía, se ha de olvidar que la ciudad estaba en manos musulmanas.

Hay numerosos testimonios de peregrinos cristianos que llegaron a Jerusalén durante el gobierno musulmán y se cruzaron como Caballeros del Santo Sepulcro, hecho este que hizo que surgieran y reafirmaran, los Caballeros Peregrinos, pues tras ser cruzados como caballeros, debían volver a sus respectivos lugares de origen, mayoritariamente en Europa.

En 1281 con la pérdida San Juan de Acre, último bastión cristiano en Palestina, finaliza definitivamente el Reino latino de Jerusalén y las órdenes militares se repliegan a Europa.

Desde 1238, año en que comenzó la segunda época de cruzamientos, hasta 1496, se conservan datos históricos que nos presentan a diferentes Caballeros Sepulcristas de las más ilustres familias, sobre todo europeas, que se cruzaron durante ese periodo, tales como;

Godefroid de Dive, noble francés. 1244.
Jean de Heusden, noble flamenco. 1279.
Conde Jean X d’Arkel, 1295.
Gossin Cabilau, noble flamenco. 1309.
Roberto de Namur. 1325.

Y una muy larga lista de príncipes, nobles y caballeros que procedían no sólo de Europa, sino de todos los lugares del mundo cristiano, y fueron armados Caballeros del Santo Sepulcro ante el Sepulcro de Cristo bajo la dominación musulmana.

Ser Caballero del Santo Sepulcro, es uno de los honores más grandes que un caballero cristiano podía, y aun en la actualidad, puede esperar. Por tal motivo, los Caballeros Peregrinos cuando eran cruzados como Caballeros del Santo Sepulcro, recibían uno de los más altos honores que un cristiano puede esperar conseguir.

El peregrinaje a que se vio obligada la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro, hizo que la misma se fragmentara en seis grandes Prioratos:

Capua (Italia)
Calatayud (España)
Toro (España)
Orleáns (Francia)
Miechow (Polonia)
Warwick (Inglaterra)

Podemos observar el peso específico y la importancia que la Orden del Santo Sepulcro tuvo en España, pues tuvimos dos de los seis Prioratos.

Pero pasado un tiempo, y como consecuencia de la Bula de Inocencio VIII de 1489 y el cisma inglés de Enrique VIII, los prioratos se redujeron a tan sólo tres.

Calatayud (España)
Orleáns (Francia)
Miechow (Polonia)

Muchas Órdenes han pasado por momentos difíciles durante su existencia, y este fue un momento difícil para la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro.

Publicado en la revista Las nueve musas, el martes 17 de abril de 2018