María del Carmen Aurora Busó
José Vicente Gómez Bayarri
Catedrática de la I. B. de Literatura
Académico de la Real Académia de Cultura Valenciana
La Real Academia de Cultura Valenciana como entidad cultural y científica se congratula que se organicen exposiciones que acerquen a los ciudadanos al conocimiento del patrimonio bibliográfico valenciano que albergan nuestras bibliotecas. Una muestra se exhibe en la Sala Duque de Calabria de la “Nau” de nuestra querida universidad literaria de Valencia con fondos de la Biblioteca Histórica de Valencia. En ella se exponen manuscritos e incunables correspondientes a la Baja Edad Media, de gran valor histórico, bella caligrafía, rica decoración y de gran significación para los valencianos. Algunas de estas obras pertenecieron a personajes ilustres: reyes, papas, santos, etc. Otras representan una selección de obras del esplendor literario del siglo XV valenciano.
Desde el punto de vista lingüístico, las características de las obras literarias de los siglos XIII y XIV son: la inseguridad idiomática, la indefinición de campos lingüísticos y los particularismos dialectales, hechos que se plasman en los escritos que nos han legado. Sin embargo, el siglo XV representa el afianzamiento y esplendor de una rica literatura que alcanzó alto grado de nivelación lingüística y un prestigio literario que creó “koiné”, y plasmó la clara conciencia idiomática valenciana, merced a una pléyade de grandes escritores que originaron el llamado “Segle d’Or de les Lletres Valencianes”.
A finales del siglo XIV, la sociedad occidental vivía inmersa en una profunda crisis. La misma Iglesia sufría moral y jurídicamente el Cisma de Occidente. Se estaba produciendo una secularización de la vida social y preparando el paso de un teocentrismo a un antropocentrismo. La Iglesia reaccionó proporcionando contenidos de rearme ideológico para frenar los desmanes. En el Reino de Valencia tres religiosos: Francesc Eiximenis (1327-1409), Antoni Canals (1352-1418) y Vicente Ferrer (1350-1419) desarrollaron una actividad intelectual y evangélica de acuerdo con unos principios éticos. Los tres intelectuales estuvieron vinculados, en cierto modo, a las instituciones políticas y a la Corte, y sus mensajes iban dirigidos a diferentes públicos. Los tratados y traducciones de Fr. Eiximenis y Antoni Canals los destinaron, principalmente, a fundamentar teorías sobre el poder y también a círculos cortesanos y burgueses, mientras que los destinatarios de los sermones de Vicente Ferrer, eran, prioritariamente, el “poble menut” y las minorías religiosas de judíos y moriscos en la Corona de Aragón.
En el predicador Vicente Ferrer se conjugaron las facetas de escritor taumaturgo, político y teólogo. Su oratoria le llevó a ser requerido para que predicara en pueblos y ciudades, y dictaminara en cuestiones ciudadanas por ser considerado un hombre ecuánime. Fue una de las personalidades que mayor influencia tuvo en la Europa de su tiempo.
El poeta Ausias March representa el primor de las letras valencianas. En el mundo literario medieval culto de la Corona de Aragón los poetas de la primera mitad del siglo XV seguían generalmente la estricta retórica trovadoresca. Ausias March reacciona contra los cánones vigentes. Su poesía no será tan agradable a los sentidos, ni tan armoniosa ni elocuente pero sí, más profunda y sentida. Él nunca se sintió un trovador y considera a los trovadores “poetes antics”. Ausias March abandona “l’estil dels trobadors” y crea un lenguaje que responde más a la realidad lingüística vigente. Va dejando los provenzalismos y los sustituye por voces valencianas. Este viraje lingüístico va a marcar el modelo entre los escritores valencianos y su ejemplo fue imitado por otros creadores literarios.
Otros poetas valencianos florecieron en los círculos y época de la corte napolitana de Alfonso el Magnánimo. Citaremos solamente dos: Jordi de Sant Jordi y Jaume Roig. El primero, junto con Andreu Febrer, acompañó a Ausias March en las campañas del Magnánimo en Nápoles y por el Mediterráneo occidental. Jaume Roig es nuestro escritor satírico más importante del siglo XV. Jocoso, mordaz, realista, reflejó como nadie el espíritu de las clases sociales. Su vocación de poder y ambición de reformas sociales le hizo presentarse como la alternativa cultural burguesa a la literatura representativa de las diversas capas de la aristocracia: la cortesana, con Jordi de Sant Jordi; la feudal, con Ausias March, y la urbana y clerical, con Roiç de Corella.
La abadesa del convento de la Trinidad de la ciudad de Valencia, sor Isabel de Villena, autora de la obra “Vita Christi” es el exponente más relevante de la literatura didáctica del Cuatrocientos y máxima figura femenina de la literatura valenciana medieval.
Fueron también representantes genuinos de la literatura religiosa en el transito del siglo XIV al XV Roiç de Corella, Bernat Fenollar, Joan Escrivà, Jaume Gassull, Narcís Vinyoles y otros autores que participaron en los certámenes literarios componiendo poesía o prosa en el siglo XV.
Joanot Martorell ha pasado a la Historia por ser autor de la mundialmente conocida novela de caballería “Tirant lo Blanch”. En ella plasmó con perfección la mentalidad del tránsito de una concepción idealista de la vida caballeresca al mundo real renacentista. Nos presenta un caballero defensor de causas nobles, exaltador de los misterios del cristianismo y virtudes morales, junto a descripciones de escenas lascivas y groseras, con fino sentido humorístico. La obra nos proporciona una visión del mundo nostálgico de un caballero feudal que idealiza su mundo en una época imbuida de valores humanísticos y de valores pragmáticos que impregnaban la clase social emergente mercantil-burguesa.
No debemos olvidarnos de los certámenes literarios que recogían una vieja tradición trovadoresca que cristalizarían de manera boyante en la Valencia del siglo XV y principios del XVI. Cabe recordar el de 1474 en el que participaron poetas consagrados – Jaume Gassull, Joan Moreno, Miquel Péreç, Antoni Vallmanya, Joan Verdanxa, Narcís Vinyoles etc.- junto a otros de quienes no conocemos producción literaria alguna, si exceptuamos el poema recogido en la obra de “Les Trobes”, primer incunable de carácter literario impreso en la Península Ibérica.
El monarca Alfonso el Magnánimo afirmó: “Los libros son, entre mis consejeros, lo que más me estimo, porque ni el temor ni la esperanza les impiden decirme lo que he de hacer”.