La manifestación religiosa que goza de más tradición y raigambre en el antiguo Reino de Valencia por su simbología histórica y espectacularidad es la del culto a la Eucaristía. La exhibición de la Sagrada Hostia en ceremonial procesión a partir del siglo XIV se convirtió en un acto religioso-cívico suntuoso en ciudades y villas valencianas. Desde el año 1355 abunda la documentación que confirma la celebración de esta solemnidad con gran boato, como testimonian las fuentes archivísticas de los “Manuals de Consells”, los “Libres de Clavería Comuna”, la Colección de “Letres Missives”, el “Libre de Certificacions”, “Libres Judiciaris”, “Libre de Actes”, etc., fuentes documentales que se conservan en el Archivo Municipal de Valencia (AMV).
El Corpus representa el triunfo de la Eucaristía. Fue el papa Urbano IV, el 2 de setiembre de 1264, al promulgar la bula “Transiturus de hoc mundo”, quien instituyó formalmente en toda la Iglesia la celebración del Corpus Christi. Dicha bula fue confirmada por Clemente V, en 1311, y cinco años después ratificada por Juan XXII, sirviendo para que se extendiera la fiesta del “Corpus” por toda la Cristiandad.
El culto a la Eucaristía se propagó rápidamente por la Europa cristiana. Se ha señalado que las primeras manifestaciones de esta veneración eucarística surgieron en la diócesis de Lieja, en el año 1246, siendo arcediano en dicha ciudad Jacques Pantaleón. Años más tarde sería nombrado obispo de Verdún y posteriormente elegido pontífice, con el nombre de Urbano IV.
En la ciudad de Valencia ya se celebró con anterioridad a 1326. Se admite que la Iglesia valentina a partir del Decreto de Urbano IV festejaba con oficio particular el jueves después de la octava de Pentecostés la festividad del Corpus y a pesar de no poner en práctica, en principio, el Decreto de Juan XXII relativo a la procesión general, sí que se solemnizó el acto, aunque no revistió la majestuosidad que merecía el Misterio.
En Valencia y su reino la devoción al Sacramento de la Eucaristía se difundió pronto debido al profundo sentimiento religioso medieval de los valencianos, lo que propició la celebración del Corpus con gran entusiasmo y esplendor. Tres hechos milagrosos acontecieron en nuestras tierras, según recoge la tradición y relata la Historia, que contribuyeron a la propagación de la devoción Eucarística: El Milagro de los Corporales de Luchente o Daroca, el Milagro de las Sagradas Formas de Alboraya o “Milacre dels Peixets” y el Milagro que tuvo lugar en la villa castellonense de Torreblanca cuando los piratas berberiscos robaron la arqueta con el Santísimo Sacramento y se organizó una expedición para rescatar las Formas en tierras africanas.
Durante algún tiempo la celebración de esta festividad corría a cargo de la iniciativa que tomara el obispo de cada diócesis. Con la aprobación de la mencionada bula, algunas ciudades importantes de la Comunidad Valenciana, de España y de Europa comenzaron a organizar procesiones. Valencia fue una de las primeras poblaciones de la Cristiandad en celebrar esta solemnidad. Se festejó con actos procesionales y manifestaciones populares.
El fervor de los valencianos impulsó la realización de lujosas custodias, se representaron escenas bíblicas en las procesiones, se convocaron concursos poéticos, se construyeron “roques” o carros triunfales y se danzaban bailes folclóricos, etc.
En la transición de los siglos XIV al XV, con la incorporación de misterios, alegorías y personajes, la dimensión de la celebración del “Corpus Christi” convirtió la festividad en un acto que combinaba las vertientes religiosa, popular y política, con participación de autoridades municipales.
La Devoción al Misterio Eucarístico se difundió con la veneración del Santo Cáliz de la Cena en nuestra catedral desde el año 1437 y con el desarrollo de actividades de varias cofradías del Santísimo Sacramento, la producción artística, la tradición teológica, los escritos de místicos, las leyendas del Santo Grial, etc. La procesión del “Corpus” se ha convertido en un compendio religioso que narra contenido bíblico y nos acerca al Antiguo y Nuevo Testamento. Es una exaltación litúrgica popular a Jesús sacramentado de todos los estamentos eclesiásticos y cívicos de la ciudad.
Actualmente la devoción eucarística del pueblo valenciano hace que esta festividad del “Corpus Christi” se siga celebrando con gran fervor popular, siendo la manifestación religiosa más esplendorosa del calendario litúrgico valenciano.
Valencia, 1 de junio de 2023. Diario LAS PROVINCIAS
José Vicente Gómez Bayarri
Doctor en Historia. Académico de número de la RACV