Profesor Dr. José Vicente Gómez Bayarri
Académico de la Real Academia de Cultura Valenciana
El filósofo y enciclopedista francés del siglo XVIII Denis Diderot escribió: “es necesario arruinar un monumento para que llegue a ser interesante”.
Invitamos a visitar nuestro patrimonio cultural valenciano para tener conciencia de la magnitud de un pasado brillante y esplendoroso, y cunda el deseo de proteger y rehabilitar este legado que constituye una parte de la historia del antiguo reino de Valencia y valorar en su justa medida los bienes culturales que poseemos y podemos contemplar.
Recorriendo los pueblos, villas y ciudades de la actual Comunidad Valenciana nos percatamos de los numerosos tesoros artísticos que perduran de nuestro patrimonio. La fascinación que producen las numerosas muestras de palacios, castillos, antiguas fortalezas, murallas, torres de observación o vigía, masías fortificadas, ermitorios, retablos y tablas góticas y renacentistas de iglesias y conventos, cruces de término y bellas esculturas deben inducir a nuestros poderes públicos a dictar decretos específicos para proteger esta herencia histórica-artística valenciana, si poseen cierto grado de conciencia cultural.
El olvido, el deterioro y la desidia son los mayores problemas. El análisis, su conservación y restauración son esenciales para restituir la historia y valorar, con mayor objetividad, los valores artísticos.
Nos centraremos en la castellología. Los castillos o “hisn” islámicos, como documentan las fuentes arábigas y cristianas medievales, eran fortificaciones que tenían una finalidad defensiva y de control del territorio. Este tipo de obra arquitectónica se emplazaba en lugares elevados y estratégicos; inexpugnables o fácilmente defendibles. El castillo desempeñaba una función específica en el entramado del poblamiento del área geográfica donde se alzó, y desde él se ejercía el poder de manera puntual y discontinua. Eran recintos cerrados, disponían de torre del homenaje, y estaban protegidos por una muralla que facilitaba la defensa. El número de puertas de acceso era reducido. En ocasiones varios castillos configuraron una línea defensiva apoyada por una serie de torres-atalayas de vigilancia, ubicadas en altozanos, con objeto de permitir el mejor control de las rutas de comunicación o de otear un extenso territorio.
Las diferencias de los castillos eran notables según su emplazamiento, finalidad, entidad de la plaza que defendían y materiales utilizados en su construcción. Los de mayores dimensiones y los mejores estructurados poseían un recinto amurallado con almenas, aspilleras, albacara, torres, dependencias, aljibes, almacenes, etc. Los materiales utilizados eran esencialmente mampostería, tapial, sillería, adobes, arcillas y cal.
Las tierras de Šharq al-Andalus estaban jalonadas de fortificaciones por donde discurrieron los caminos del Cid y de sus mesnadas en época almorávide que fue cuando se configuró el señorío cristiano del área de Valencia. Muchas de estas fortalezas se levantaron sobres restos cástrales de épocas anteriores; otras se reformaron en época almohade o posteriormente para adaptarlas al poder establecido al incorporarse el reino de Valencia al ámbito cristiano en tiempos de Jaime I.
Esta demarcación territorial de Šarq al-Andalus, donde se erigió como ciudad hegemónica Balansiya, es una de las áreas geográficas de la Península que albergó mayor densidad castellística debido a la proliferación de los reinos de taifas y a su inestabilidad política. El mapa castellológico del entramado de las rutas cidianas y el análisis de las fuentes arábigas o cristianas, bien históricas o literarias, que describen acontecimientos de la época nos lo testimonia.
Vestigios que fueron testigos de momentos decisivos de la historia valenciana y que determinaron el contexto histórico-militar y la evolución de algunos núcleos urbanos.
Entre los siglos XI y XV el castillo es una edificación que impregna la geografía medieval valenciana. Observamos que fortalezas levantadas por sarracenos serán modificadas por los cristianos con el objetivo de adaptarlas a la nueva organización interna y a las necesidades socio-políticas; otros castillos de época musulmana fueron prácticamente abandonados a su suerte.
Los castillos de época cristiana fueron utilizados como residencia de personajes de noble linaje tras la reconquista, adaptando las estructuras defensivas a las nuevas técnicas de guerra o bien creando y mejorando las estancias y servicios con la finalidad de cubrir las necesidades del momento, aumentar su comodidad y proporcionarles prestigio social. Otros castillos cristianos fueron de nueva construcción y se levantaron después de la conquista del territorio o de la plaza. Fueron castillos de nueva planta, de estructura más moderna que obedecían a los gustos arquitectónicos de la época. Eran recintos de planta rectangular, de carácter señorial, que a través de los siglos sufrieron modificaciones según la alcurnia y poder económico del señorío de la fortaleza.
En castillos se sellaron acuerdos, pactos y tratados. En ocasiones, se convirtieron en recintos que impulsaron las artes, ciencias, tradiciones y costumbres, e inspiraron numerosas leyendas que dieron origen a pasiones, envidias, recelos, etc.; o bien se cultivaron virtudes y se manifestaron sentimientos.
A través del conocimiento de los conjuntos fortificados y del patrimonio artístico-cultural se puede hacer un repaso de la historia valenciana, fundamentalmente de la medieval.
Valencia, 2 de agosto de 2017